Soy Gabriela Labanda
Y este es el camino que recorríCantante, pedagoga de canto, rehabilitadora de la voz cantada y coach de músicos.
Mis inicios
Hija de padres amantes de la música, especialmente del canto, era claro que podía enamorarme de la voz cantada. Desde niña participé en coros y estudié piano en el Instituto de Música de la Universidad de mi ciudad natal, Tucumán, Argentina.
A los 15 años ingresé al Coro Universitario de la Universidad de Tucumán. Fascinada por la educación vocal que nos brindaba su director, Andrés Aciar, y los ocho preparadores vocales, supe entonces que quería más de eso en mi vida. Así empecé a tomar clases de canto lírico con la soprano Laura Varela.
Insegura de tener las habilidades necesarias para ser cantante profesional, decidí, paralelamente al Canto, estudiar Arquitectura, mi segunda pasión.
De Buenos Aires a Alemania
Después de algunos años de abordar, a pura disciplina, Arquitectura y Canto, me puse a prueba. Concursé para obtener becas de perfeccionamiento en Buenos Aires. Ganar dos becas al mismo tiempo me dió la pauta de que podría dedicarme al canto profesional, e incluso quizás… tal vez… vivir del canto.
Abandoné la arquitectura y me mudé entonces a Buenos Aires. Allí fui becaria de la Fundación Antorchas y de la Fundación Leonor Hirsch, que me permitieron, durante tres años, perfeccionarme como cantante de ópera, oratorio y música de cámara.
Al completar estos estudios, fui contratada para ser parte del Ensemble de Solistas de la Deutsche Oper am Rhein, en Düsseldorf, Alemania.
En 1999 crucé el Atlántico pensando que en dos años estaría de vuelta cantando en “casa”. Sin embargo, que en mi nueva vecindad encontré un mundo de colegas, maestros de canto, médicos y científicos apasionados por lo mismo que yo. Todos ellos, estudiosos de la voz cantada, me inspiraron para seguir aprendiendo hasta el día de hoy. Dos años de experiencia en el extranjero se transformaron en 5, en 10 y en 20.
Theatermuseum Düsseldorf / Foto: Eduard Straub
Durante los años que trabajé en la Deutsche Oper am Rhein, empecé a dar algunas clases de canto esporádicas. Si bien era consciente de que tenía mucho que aprender como maestra, disfrutaba mucho haciéndolo. Y de nuevo, quise más de eso en mi vida.
Theatermuseum Düsseldorf / Foto: Eduard Straub
Mi búsqueda para aprender a enseñar
Con la ayuda de cursos y capacitaciones, que abundan por estas latitudes, fui desarrollando más habilidades y cambiando mi manera de enseñar. Mi Gesangsatelier (Atelier de Canto) en Düsseldorf, fue creciendo con mi experiencia. Dar clases me conectaba con mis preguntas , con mis dudas y con la investigadora que siempre hubo en mí. Y eso me fascinaba.
Mi búsqueda para aclarar las controversias técnicas entre maestros de canto, fue lo que me llevó a investigar los factores que hacen a la fisiología musical, al alto rendimiento técnico vocal y artístico y su relación con una vida personal y profesional en flow.
Ya entonces sabía que el flow no es un estado que podamos forzar, pero intuía que sí podemos favorecerlo, estimulando desde diferentes funciones vocales y áreas de nuestra vida profesional y personal. Pero me quedaban algunos años de descubrimientos.
Desmitificar y resignificar
Durante mis estudios de canto en Buenos Aires, en 1996, había conocido la Funktionale Stimmpädagogik (Educación Funcional de la Voz) de Eugene Rabine, donde aprendí las bases de la Fisiología de la Voz, que me habían permitido desmitificar y resignificar algunas ideas como la del “apoyo”.
Aunque esto había sido muy enriquecedor para mí y me había permitido revisar mi propia técnica vocal desde un punto de vista fisiológico, no encontraba allí los secretos para ayudar a alumnos a adquirir las altas exigencias técnicas de una carrera de canto lírico. Sabía que había más por explorar.
Poco después de llegar a Düsseldorf, en 1999, conocí a Cornelius Reid, profesor de canto neoyorkino e investigador de las técnicas belcantistas. Asistí a sus cursos, capacitándome así en su “Functional Voice Training”.
Si bien tanto Rabine como Reid basan sus prácticas en la fisiología vocal, el trabajo vocal práctico de Cornelius Reid, estaba, según mi entender, exactamente enfocado a las altas exigencias y funciones concretas que necesitan los cantantes.
Sus prácticas contemplaban el paradójico hecho de que cualquier técnica vocal es un intento consciente de controlar un sistema muscular que, enervado por el sistema nervioso autónomo, se mueve involuntariamente. ¡Mágico! En lo que a la técnica vocal se refiere, había logrado responderme tantas preguntas… Todo cobraba sentido. Hasta las discrepancias entre nosotros, los maestros de canto, eran comprensibles.
Hacia la libertad vocal y artística
Pero muchas preguntas rondaban aún en mi cabeza:
¿De qué depende la consolidación de la técnica vocal y de la identidad artística? ¿Qué procesos de transformación ocurren en el alumno hasta llegar hasta ello? ¿Qué habilidades debe traer el alumno y qué habilidades debo traer yo para hacer un trabajo responsable y efectivo? ¿Es suficiente con la experiencia en el escenario?
Así decidí adentrarme en el campo psico-pedagógico y el de las neurociencias. En 2010 obtuve el certificado de Pedagoga del Canto Clásico en la BDG, Asociación de Maestros de Canto de Alemania.
En los años que siguieron, me ocupé de la persona detrás de esa voz y de la persona detrás del maestro. Me aboqué a estudiar psicología y en 2014 completé las certificaciones en Psicología Humanista de Carl Rogers y Programación Neurolingüística (PNL) en el IAPP (Instituto de Psicología y Psicosomática Aplicada), en Düsseldorf.
Mi mayor descubrimiento fue la importancia del papel de la persona detrás de la voz y detrás del maestro. Hasta ese momento, el cantante y su voz eran para mí aspectos casi disociados de la persona. O asociados intuitivamente. Hasta me había creído que lo personal debe ser estrictamente separado de lo profesional. Y que la gestión de emociones, de expectativas, del tiempo, de estrés, son cosas del alumno.
Theatermuseum Düsseldorf / Foto: Eduard Straub
No creo que los maestros seamos psicólogos, ni mucho menos. Pero sé que en el proceso de aprendizaje y transformación aparecen bloqueos (corporales, anímicos) y que necesitamos tener herramientas para desgranar información, observar comportamientos y ofrecer caminos alternativos para recuperar la fluidez de dicho proceso, incluso en nosotros mismos, los maestros.
Descubrí que dar clases de canto es aprender de la complejidad de cada caso. Y que esto sólo se logra conociendo a mi discípulo, a su voz y el lugar que tengo en en su camino.
Cantante en crisis
Pero a menudo llegaban a mi atelier cantantes en crisis vocales, algunos requerían de supervisión clínica, otros no. Los casos variaban: desde fatiga vocal, pasando por reflujo y cambios hormonales, hasta nódulos en las cuerdas vocales. Decidida a aprender más al respecto, me inscribí en la Hochschule der Künste Bern (Facultad de Artes de Berna), en Suiza, para estudiar este tema en profundidad, en un estudio de postgrado. En el 2015 obtuve el Certificado de Estudios Avanzados en Rehabilitación de la Voz del Cantante. Desde entonces esta área se transformó en parte de mi trabajo cotidiano.
Dudar en voz alta
En esta formación en Suiza, además de aprender sobre trastornos vocales y terapias vocales para cantantes, descubrí una práctica muy inspiradora: la intervisión o intercambio colegial. Esto me impulsó a formar y participar en grupos de intercambio con colegas, junto a quienes organizamos encuentros. En ellos, reflexionamos e intercambiamos sobre temas y casos que nos ocupan o preocupan, dudamos en voz alta, hacemos preguntas y buscamos respuestas.
¡Muy enriquecedor!
Para estar al tanto de avances en mi materia, desde hace muchos años soy miembro de la BDG (Asociación Alemana de Maestros de Canto) y de la DGfMM (Asociación Alemana de Fisiología y Medicina para Músicos). Ambas me inspiran con sus artículos científicos en sus revistas especializadas, sus cursos y sus congresos anuales.
Si bien las funciones vocales son similares en todos los cantantes, hay tantas maneras de manejar la voz como cantantes hay en el mundo. Infinitas. Así de infinitas son también mis ganas de descubrirlas y de ayudar a cantantes y maestros de canto a construir los cimientos sobre los que el aprendizaje y la transformación vocal y artística se lleva a cabo exitosamente.En la actualidad, y siguiendo en mi búsqueda interminable, estoy estudiando el Modelo Relacional Neuroafectivo NARM de Laurence Heller y su aplicación en el Coaching de Músicos.
Si enseñas un instrumento o canto...
haz de tus clases un lugar de transformación vocal y artística para tus alumnos, entrelazando el arte y la ciencia de enseñar.
Si sufres de trastornos...
en tu voz cantada, regenera tu función vocal y desarrolla recursos vocales y mentales para tu alto rendimiento artístico en el escenario.